Iniciamos el lunes 16 de septiembre.
Habrá una clase de prueba gratuita el miércoles 4 de septiembre a las 12.30
Para aquellas personas que os tira para atrás el online, o que os llama pero no sabéis bien... vente y prueba!😊
Escríbeme por aquí mismo por privado o a sararemiropsicologa@gmail.com y te paso el link para la clase.
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Hay dos luchas de fondo. Una es ideológica y la otra económica y de poder. Por un lado el poder es de quien controla la información. Las aplicaciones como WhatsApp, Instagram, X, Tiktok o Facebook usan los datos de miles de millones de personas para múltiples usos, entre ellos sesgar la información y controlar qué llega a las personas y que no. Orientando así un tipo de oensamio reduciendo el impacto de determinados movimientos.

Una segunda batalla está en la idea católica del bien y el mal, en el miedo, que se muestra en la idea que el control es seguridad. Un control que hay que ejercer sobre todas las cosas para que el mal que acecha siempre, no nos sorprenda. Los atentados del 11S llevo al gobierno de los EEUU a justificar un espionaje masivo a sus ciudadanos. Todo por su seguridad.

La idea de los talibanes de eliminar a las mujeres para no caer en la tentación es la misma que la que se esconde detrás de la expresión "política de móviles abiertos", en la que una pareja puede mirar el móvil del otro en cualquier momento. La misma que la Stasi de la Alemania Oriental comunistas, antes de la reunificacion, afirmaba que podía espiar a quien fuera y que eso no debería importar... a no ser que tuvieras algo que ocultar.

La privacidad ha ido desapareciendo al mismo ritmo que la piel y la dignidad de las mujeres afganas. Con al diferencia que aquí no somos conscientes de quienes son los talibanes.

Como yo lo veo, no preocuparse en pleno 2024 sobre qué tecnología estamos usando y quién está detrás (sin dar rienda suelta a conspiraciones simplonas), me parece una irresponsabilidad.

Este video que comparto de La Base aborda algunas preguntas y respuestas necesarias para ampliar la perspectiva sobre qué ocurre aquí en realidad.

En menos de 10 años, especialmente en Catalunya, va a haber un aumento de la población. Y será, sobretodo, por la inmigración. La baja natalidad no será un problema para cuadrar el sistema de pensiones, porque habrá un aumento de la mano de obra.

Lo importante siempre será el salario, la cotización, las condiciones laborales dignas, etc. La gente que venga no debería alimentar una economía basada en el turismo, que es precaria, temporal, inestable y con un fuerte componente de explotación. El turismo está creciendo, y quienes quieren enriquecerse hoy, sin mirar el mañana, están explotando esto. Corremos el riesgo de convertir a Barcelona y Madrid en parques temáticos, arrasados por un turismo cada vez más barato, destructivo, insostenible económica y ecológicamente.

La economía debe diversificarse y las ciudades deben ser espacios para los ciudadanos, no conglomerados hoteleros, pisos turísticos, y ramblas saturadas de visitantes temporales que acuden en cruceros o vuelos subvencionados para que volar hacia nuestro país resulte más económico que ir a ver a la familia en su propia tierra.

https://english.elpais.com/economy_and_business/2023-07-28/barcelona-the-city-that-doesnt-want-to-be-a-theme-park.html

Hay muchas posibilidades de crecer en diversidad cultural, social, tecnologica, y económica, mejorando el la salud, la educación y el bienestar. Pero las recetas de una economía voraz no funcionan. Lo que hemos visto en el nuestro y en otros países es que cuando se aplican se amplían las diferencias entre las clases sociales. Los ricos son mucho más ricos, y las clases bajas se endeudan, están en más riesgo y aumenta la precariedad.

Es un reto complejo porque no solemos reflexionar sobre ello. Algunas ideologías buscan simplificar lo que sucede señalando a un único culpable (la inmigración suele ser un buen comodín para estas estrategias). Y es un problema porque además de ser falso evita una reflexión necesaria para los retos del presente y del futuro. Necesitamos como sociedad aprender a pensar más que a reaccionar. Y para eso se necesita tiempo, lo primero.