Son situaciones imposibles o extremas, tomadas como reales o cotidianas, comparaciones de cuerpos, de dinero, enseñando cómo debes vivir, comer, vestirte, pelar una patata, hacer un batido, meditar, trabajar, ganar dinero, criar a tus hijos o f*llar, o calmar tu ansiedad y tener paz mental.

Si no lo haces así estas perdiendo el tiempo, no estas siendo productivo, estás perdiendo el tiempo, no aprovechando todo tu potencial, o no estas haciendo bien las cosas.

Y si no lo consigues es porque eres un vago. No por nada más. Instagram puede ser una buena herramienta, siempre que se detecte ese tipo de contenidos que llevan exigencias, distorsiones, potenciación de la agresividad y, sobre todo, una búsqueda de la perfección que implica desprecio. En este video uno ve una situación que puede conmover. Pero es fake.

Saber que alguien está filmando, que está preparado, dar un paso atrás, reconocer la cuarta pared y que tú estás al otro lado, pudiendo colocarte a la distancia necesaria.

La amabilidad, la gentileza, la curiosidad, la aceptación, la búsqueda de la realidad concreta, compleja y discreta... ojalá estén en la base de cualquier exploración de si, de ese camino de búsqueda genuino, sagrado, tan íntimo como colectivo.