No es posible atender a un paciente desde en el enfoque humanista sin comprender su contexto, sin implicarnos activamente en el medio, en lo social, lo político, lo económico. No existimos sino que coexistimos, somos seres sociales, políticos. Durante años se ha desarrollado una formación en terapia gestalt que se ha centrado en exceso en lo individual, en el yo, dejando de lado la realidad de que no hay un yo sin un nosotros.

Ayer hicimos el cierre de temporada en los grupos de supervisión y tuvimos una bonita sobre mesa. La conversación giró entorno a lo político y las elecciones de este domingo.

Terapeutas reflexionando y revisando el marco, con amplitud. Cada quien con su bagaje y su mirada, pero con la apertura y las ganas de revisar una cuestión que nos concierne a todos. Ocurre menos de lo que debería y también hablamos sobre eso.

Creo que un terapeuta es irresponsable cuando no quiere mirar ni profundizar con lo que ocurre en ese plano. En estos años de grupos de supervisión creo que vamos todos acogiendo nuestra responsabilidad, a nuestro ritmo, pero tomándola.

No teníamos que estar de acuerdo en todas las cuestiones, ni en todos los detalles. Estábamos de acuerdo en no ser nazis y no mirar para otro lado. Unos básicos. Básicos que parecían superados, pero no. Porque creíamos que habían dereerchos que ya estaban conquistados y eran para siempre, pero no. Todo es reversible. Incluso la dignidad.

Fue un bello encuentro y bello cierre.

Yo comparto mi mirada con frecuencia, es mi compromiso. No busco confluencia, sino conciencia. Y a ella se llega desde la reflexión.

Lo que dejo en las imagenes es mi decisión de voto. Sin más.