FUNDAMUSICA - Comunidad de Músicos Católicos
464 subscribers
133 photos
5 videos
20 files
3.38K links
Fundación de músicos Católicos
fundamusica.org ministeriodemusica.net

Lunes: Canto litúrgico
Martes: Magisterio
Miércoles:Estudio musical
Jueves: Biblia y música
Viernes: Espiritualidad
Sábado: Canto a María
Domingo: Evangelización
Diario: Dios nos afina
Download Telegram
📖 Estudio del Magisterio de la iglesia en materia musical.

INSTRUCCIÓN "MUSICAM SACRAM" DE LA SAGRADA CONGREGACIÓN DE RITOS - 1967

III. El canto en la celebración de la misa

33.
Conviene que la asamblea de los fieles, en la medida de lo posible, participe en los cantos del Propio, sobre todo con respuestas fáciles u otras formas musicales adaptadas.
Dentro del Propio tiene particular importancia el canto situado después de las lecturas en forma de gradual o de salmo responsorial. Por su naturaleza es una parte de la liturgia de la palabra; por consiguiente, se ha de ejecutar estando todos sentados y escuchando; mejor aún, en cuanto sea posible, tomando parte en él.

COMENTARIO

Recordemos que los cantos del propio son el canto de entrada, salmo responsorial, ofertorio, comunión. Estos son aquellos cantos que cambian conforme al tiempo litúrgico y a las lecturas de cada día.
🙏 Buenos días. "Bendito seas para siempre, Señor." Daniel 3
🎼 Formación técnico musical

Canto de adviento:

La corona de Adviento - Estudio para órgano y teclado
https://www.youtube.com/watch?v=8at9dQQpX8A
🙏 Buenos días. "Bendito seas para siempre, Señor." Daniel 3
📖 BIBLIA Y MÚSICA

Nehemías 10 - Juramento del pueblo

"De acuerdo con todo esto, nosotros tomamos un firme compromiso por escrito. En el documento sellado figuran nuestros jefes, nuestros levitas y nuestros sacerdotes... 2. En el documento sellado figuraban: Nehemías, hijo de Jakalías, y Sedecías. 3. Seraías, Azarías, Jeremías, 4. Pasjur, Amarías, Malkías, 5. Jattús, Sebanías, Malluk, 6. Jarim, Meremot, Abdías, 7. Daniel, Guinnetón, Baruc, 8. Mesullam, Abías, Miyyamín, 9. Maazías, Bilgay, Semaías: estos son los sacerdotes. 10. Luego los levitas: Josué, hijo de Azanías, Binnuy, de los hijos de Jenadad, Cadmiel 11. y sus hermanos Sekanías, Hodavías, Quelitá, Pelaías, Janán, 12. Miká, Rejob, Jasabías, 13. Zakkur, Serebías, Sebanías, 14. Hodiyías, Baní, Quenaní. 15. Los jefes del pueblo: Parós, Pajat Moab, Elam, Zattú, Baní, 16. Bunní, Azgad, Bebay, 17. Adonías, Bigvay, Adín, 18. Ater, Ezequías, Azzur, 19. Hodiyías, Jatum, Besay, 20. Jarif, Anatot, Nobay, 21. Magpiás, Mesullam, Jezir, 22. Mesezabel, Sadoq, Yaddúa, 23. Pelatías, Janán, Hanaías, 24. Oseas, Jananías, Jassub, 25. Hallojés, Piljá, Sobeq, 26. Rejum, Jasabná, Maaseías, 27. Ajías, Janán, Anán, 28. Malluk, Jarim, Baaná. 29. y el resto del pueblo, los sacerdotes y los levitas los porteros, los cantores, los donados y todos los separados de las gentes del país para seguir la Ley de Dios, sus mujeres, sus hijos y sus hijas, cuantos tienen uso de razón, 30. se adhieren a sus hermanos y a los nobles y se comprometen por imprecación y juramento a caminar en la Ley de Dios, que fue dada por mano de Moisés, siervo de Dios, y a guardar y practicar todos los mandamientos de Yahveh nuestro Señor, sus normas y sus leyes. 31. A no dar nuestras hijas a las gentes del país ni tomar sus hijas para nuestros hijos. 32. Si las gentes del país traen, en día de sábado, mercancías o cualquier otra clase de comestibles para vender, nada les compraremos en día de sábado ni en día sagrado. En el año séptimo abandonaremos el producto de la tierra y todas las deudas. 33. Nos imponemos como obligación: Dar un tercio de siclo al año para el servicio de la Casa de nuestro Dios: 34. para el pan que se presenta, para la oblación perpetua y el holocausto perpetuo, para los sacrificios de los sábados, de los novilunios, de las solemnidades, para los alimentos sagrados, para los sacrificios por el pecado como expiación por Israel y para toda la obra de la Casa de nuestro Dios; 35. Hemos echado a suertes - sacerdotes, levitas y pueblo - la ofrenda de la leña que ha de traer a la Casa de nuestro Dios cada familia en su turno, a sus tiempos, cada año, para quemarla sobre el altar de Yahveh nuestro Dios con arreglo a lo escrito en la Ley. 36. y traer cada año a la Casa de Yahveh las primicias de nuestro suelo y las primicias de los frutos de todos los árboles, 37. y los primogénitos de nuestros hijos y de nuestro ganado, conforme a lo escrito en la Ley - los primeros nacidos de nuestro ganado mayor y menor, que se traen a la Casa de nuestro Dios son para los sacerdotes que ejercen el ministerio en la casa de nuestro Dios -. 38. Lo mejor de nuestras moliendas, de los frutos de todo árbol, del vino y del aceite, se lo traeremos a los sacerdotes, a los aposentos de la Casa de nuestro Dios; y el diezmo de nuestro suelo a los levitas, y ellos mismos cobrarán el diezmo en todas las ciudades de nuestra labranza; 39. un sacerdote, hijo de Aarón, irá con los levitas cuando éstos cobren el diezmo; los levitas subirán el diezmo del diezmo a la Casa de nuestro Dios a los aposentos de la casa del tesoro; 40. pues a estos aposentos traen los israelitas y los levitas la ofrenda reservada de trigo, vino y aceite; allí se encuentran también los utensilios del santuario, de los sacerdotes que están de servicio y de los porteros y cantores. No abandonaremos más la Casa de nuestro Dios."

COMENTARIO

Con juramento obligáronse a no contraer matrimonios mixtos (v.31), a no comerciar en sábado (Ex 31:12-14; 23:12; Deut 5:12; v. 18:3), no admitiendo la mercancía de los pueblos del país (13:16).
Se juramentaron a guardar el año sabático, dejando la tierra en barbecho (Ex 23:10; Lev 25:2-7; Deut 15:2), a no exigir la deuda (v.32; Deut 15:1-6), a pagar la contribución al templo por valor de un tercio de siclo, en vez de medio (Ex 30:11-16; 38:26), dada la condición económica precaria en que se hallaban. Con ello contribuían a sufragar los gastos de los panes de la proposición (Lev 24:5-8), la ofrenda perpetua (Ex 29:38-42; Núm 28:3-8), el holocausto perpetuo (Ex 29:38-42; Núm 28:3-8), los sacrificios del sábado (Núm 28:9-10), de los novilunios (Núm 28:11-15), de las fiestas Núm 28:16-29) y expiatorios (Lev 4:13-21; 16:21-34). El edificio del templo necesitaba continuas reparaciones (Esdr 3:8; 6:22), que todos se comprometen a sufragar. De la misma manera se obligan a procurar la leña para el sacrificio (Lev 6:5-13; Jos 9:27; Esdr 2:43), a hacer la ofrenda de las primicias del campo (Ex 23:19; Deut 26:2-10), de los árboles (Núm 18:12; Lev 19:23; Deut 8:8). Debían consagrarse a Dios los "primogénitos" de los hombres, que se rescataban con cinco siclos de plata. Rescatábanse asimismo los primogénitos de los animales inmundos (Ex 13:11-16; 34:19-20; Lev 27:27; Núm 18:15-19). Los primogénitos de los animales mundos eran ofrecidos en sacrificio. Otra de las obligaciones a que se obligaron fue a pagar los diezmos a los levitas (Núm 18:20-24), a los que pertenecía toda décima de la tierra (Lev 27:30). Reforzando las prescripciones del código sacerdotal (Lev c.27 y Núm c.18), que, según Malaquías, el pueblo había olvidado (3-8:11), toma Nehemías la decisión de obligar a que lleven a Jerusalén, en los almacenes, todos los diezmos destinados a los levitas, que entregarán a los sacerdotes la parte que se les debe.

En esta solemne asamblea pusiéronse los cimientos del judaísmo. Autoridades y pueblo sellan y firman un documento con el cual se comprometen con juramento a observar en adelante todo cuanto prescribe la Ley de Moisés. Debe considerarse Esdras como el segundo legislador del judaísmo. En el continuo estudio de la Ley llegó él a penetrar en su espíritu y a actualizarla sin quitarle la paternidad mosaica.
🙏 Buenos días. Hoy 26 de noviembre la palabra de Dios nuevamente nos invita a decir: "Bendito seas para siempre, Señor." Daniel 3
ESPIRITUALIDAD DEL MÚSICO CATÓLICO

Santa Cecilia

Durante más de mil años, Santa Cecilia ha sido una de las mártires de la primitiva Iglesia más veneradas por los cristianos. Su nombre figura en el canon de la misa. Las "actas" de la santa afirman que pertenecía a una familia patricia de Roma y que fue educada en él, cristianismo. Solía llevar un vestido de tela muy áspera bajo la túnica propia de su dignidad, ayunaba varios días por semana y había consagrado a Dios su virginidad. Pero su padre, que veía las cosas de un modo diferente, la casó con un joven patricio llamado Valeriano. El día de la celebración del matrimonio, en tanto que los músicos tocaban y los invitados se divertían, Cecilia se sentó en un rincón a cantar a Dios en su corazón y a pedirle que la ayudase. Cuando los jóvenes esposos se retiraron a sus habitaciones, Cecilia, armada de todo su valor, dijo dulcemente a su esposo: "Tengo que comunicarte un secreto. Has de saber que un ángel del Señor vela por mí. Si me tocas como si fuera yo tu esposa, el ángel se enfurecerá y tú sufrirás las consecuencias; en cambio sí me respetas, el ángel te amará como me ama a mí." Valeriano replicó: "Muéstramelo. Si es realmente un ángel de Dios, haré lo que me pides." Cecilia le dijo: "Si crees en el Dios vivo y verdadero y recibes el agua del bautismo verás al ángel." Valeriano accedió y fue a buscar al obispo Urbano, quien se hallaba entre los pobres, cerca de la tercera mojonera de la Vía Apia. Urbano le acogió con gran gozo. Entonces se acercó un anciano que llevaba un documento en el que estaban escritas las siguientes palabras: "Un solo Señor, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que está por encima de todo y en nuestros corazones." Urbano preguntó a Valeriano: "¿Crees esto?" Valeriano respondió que sí y Urbano le confirió el bautismo. Cuando Valeriano regresó a donde estaba Cecilia, vio a un ángel de pie junto a ella. El ángel colocó sobre la cabeza de ambos una guirnalda de rosas y lirios. Poco después llegó Tiburcio, el hermano de Valeriano y los jóvenes esposos le ofrecieron una corona inmortal si renunciaba a los falsos dioses. Tiburcio se mostró incrédulo al principio y preguntó: " ¿Quién ha vuelto de más allá de la tumba a hablarnos de esa otra vida?" Cecilia le habló largamente de Jesús. Tiburcio recibió el bautismo, y al punto vio muchas maravillas.

Desde entonces, los dos hermanos se consagraron a la práctica de las buenas obras. Ambos fueron arrestados por haber sepultado los cuerpos de los mártires. Almaquio, el prefecto ante el cual comparecieron, empezó a interrogarlos. Las respuestas de Tiburcio le parecieron, desvaríos de loco. Entonces, volviéndose hacia Valeriano, le dijo que esperaba que le respondería en forma más sensata. Valeriano replicó que tanto él como su hermano estaban bajo cuidado del mismo médico, Jesucristo, el Hijo de Dios, quien les dictaba sus respuestas. En seguida comparó, con cierto detenimiento, los gozos del cielo con los de la tierra; pero Almaquio le ordenó que cesase de disparatar y dijese a la corte si estaba dispuesto a sacrificar a los dioses para obtener la libertad. Tiburcio y Valeriano replicaron juntos: "No, no sacrificaremos a los dioses sino al único Dios, al que diariamente ofrecemos sacrificio." El prefecto les preguntó si su Dios se llamaba Júpiter. Valeriano respondió: "Ciertamente no. Júpiter era un libertino infame, un criminal y un asesino, según lo confiesan vuestros propios escritores."
Valeriano se regocijó al ver que el prefecto los mandaba azotar y hablaron en voz alta a los cristianos presentes: "¡Cristianos romanos, no permitáis que mis sufrimientos os aparten de la verdad! ¡Permaneced fieles al Dios único, y pisotead los ídolos de madera y de piedra que Almaquio adora!" A pesar de aquella perorata, el prefecto tenía aún la intención de concederles un respiro para que reflexionasen; pero uno de sus consejeros le dijo que emplearían el tiempo en distribuir sus posesiones entre los pobres, con lo cual impedirían que el Estado las confiscase. Así pues, fueron condenados a muerte. La ejecución se llevó a cabo en un sitio llamado Pagus Triopius, a seis kilómetros de Roma. Con ellos murió un cortesano llamado Máximo, el cual, viendo la fortaleza de los mártires, se declaró cristiano.

Cecilia sepultó los tres cadáveres. Después fue llamada para que abjurase de la fe. En vez de abjurar, convirtió a los que la inducían a ofrecer sacrificios. El Papa Urbano fue a visitarla en su casa y bautizó ahí a 400 personas, entre las cuales se contaba a Gordiano, un patricio, quien estableció en casa de Cecilia una iglesia que Urbano consagró más tarde a la santa. Durante el juicio, el prefecto Almaquio discutió detenidamente con Cecilia. La actitud de la santa le enfureció, pues ésta se reía de él en su cara y le atrapó con sus propios argumentos. Finalmente, Almaquio la condenó a morir sofocada en el baño de su casa. Pero, por más que los guardias pusieron en el horno una cantidad mayor de leña, Cecilia pasó en el baño un día y una noche sin recibir daño alguno. Entonces, el prefecto envió a un soldado a decapitarla. El verdugo descargó tres veces la espada sobre su cuello y la dejó tirada en el suelo. Cecilia pasó tres días entre la vida y la muerte. En ese tiempo los cristianos acudieron a visitarla en gran número. La santa legó su casa a Urbano y le confió el cuidado de sus servidores. Fue sepultada junto a la cripta pontificia, en la catacumba de San Calixto.

Esta historia tan conocida que los cristianos han repetido con cariño durante muchos siglos, data aproximadamente de fines del siglo V, pero desgraciadamente no podemos considerarla como verídica ni fundada en documentos auténticos. Tenemos que reconocer que lo único que sabemos con certeza sobre San Valeriano y San Tiburcio es que fueron realmente martirizados, que fueron sepultados en el cementerio de Pretextato y que su fiesta se celebraba el 14 de abril. La razón original del culto de Santa Cecilia fue que estaba sepultada en un sitio de honor por haber fundado una iglesia, el "titulus Caeciliae". Por lo demás, no sabemos exactamente cuándo vivió, ya que los especialistas sitúan su martirio entre el año 177 (de Rossi) y la mitad del siglo IV (Kellner).
E1 Papa San Pascual I (817-824) trasladó las presuntas reliquias de Santa Cecilia, junto con las de los santos Tiburcio, Valeriano y Máximo, a la iglesia de Santa Cecilia in Transtévere. (Las reliquias de la santa habían sido descubiertas, gracias a un sueño, no en el cementerio de Calixto, sino en el cementerio de Pretextato). En 1599, el cardenal Sfondrati restauró la iglesia en honor a la Santa en Transtévere y volvió a enterrar las reliquias de los cuatro mártires. Según se dice, el cuerpo de Santa Cecilia estaba incorrupto y entero, por más que el Papa Pascual había separado la cabeza del cuerpo, ya que, entre los años 847 y 855, la cabeza de Santa Cecilia formaba parte de las reliquias de los Cuatro Santos Coronados. Se cuenta que, en 1599, se permitió ver el cuerpo de Santa Cecilia al escultor Maderna, quien esculpió una estatua de tamaño natural, muy real y conmovedora. "No estaba de espaldas como un cadáver en la tumba," dijo más tarde el artista, sino recostada del lado derecho, como si estuviese en la cama, con las piernas un poco encogidas, en la actitud de una persona que duerme." La estatua se halla actualmente en la iglesia de Santa Cecilia, bajo el altar próximo al sitio en el que se había sepultado nuevamente el cuerpo en un féretro de plata. Sobre el pedestal de la estatua puso el escultor la siguiente inscripción: "He aquí a Cecilia, virgen, a quien yo vi incorrupta en el sepulcro. Esculpí para vosotros, en mármol, esta imagen de la santa en la postura en que la vi." De Rossi determinó el sitio en que la santa había estado originalmente sepultada en el cementerio de Calixto, y se colocó en el nicho una réplica de la estatua de Maderna.

Sin embargo, el P. Delehaye y otros autores opinan que no existen pruebas suficientes de que, en 1599, se haya encontrado entero el cuerpo de la santa, en la forma en que lo esculpió Maderna. En efecto, Delehaye y Dom Quentin subrayan las contradicciones que hay en los relatos del descubrimiento, que nos dejaron Baronio y Bosio, contemporáneos de los hechos. Por otra parte, en el período inmediatamente posterior a las persecuciones no se hace mención de ninguna mártir romana llamada, Cecilia. Su nombre no figura en los poemas de Dámaso y Prudencio, ni en los escritos de Jerónimo y Ambrosio, ni en la "Depositio Martyrum" (siglo IV). Finalmente, la iglesia que se llamó más tarde "titulus Sanctae Caeciliae" se llamaba originalmente "títulus Caecilia", es decir, fundada por una dama llamada Cecilia.

Santa Cecilia es muy conocida en la actualidad por ser la patrona de los músicos. Sus "actas" cuentan que, al día de su matrimonio, en tanto que los músicos tocaban, Cecilia cantaba a Dios en su corazón. Al fin de la Edad Media, empezó a representarse a la santa tocando el órgano y cantando.

Tomado de Aciprensa.com
🙏 Buenos días. Hoy 27, la palabra de Dios una vez más nos invita a cantar: "Bendito seas para siempre, Señor." Daniel 3
🙏 Buenos días. "Descúbrenos, Señor, tus caminos" Salmo 24
🙏Muy buenos días. "Vayamos con alegría al encuentro del Señor." Salmo 121