🙏 Muy buenos días. "Gracias, Señor, por tu sangre que nos lava." Salmo 115
BIBLIA Y MÚSICA
Salmo 5 - Oración de la mañana de un justo perseguido
"1. Del maestro de coro. Para flautas. Salmo. De David. 2. Escucha mis palabras, Yahveh, repara en mi lamento, 3. atiende a la voz de mi clamor, oh mi Rey y mi Dios. Porque a ti te suplico, 4. Yahveh; ya de mañana oyes mi voz; de mañana te presento mi súplica, y me quedo a la espera. 5. Pues no eres tú un Dios que se complace en la impiedad, no es huésped tuyo el malo. 6. No, los arrogantes no resisten delante de tus ojos. Detestas a todos los agentes de mal, 7. pierdes a los mentirosos; al hombre sanguinario y fraudulento le abomina Yahveh. 8. Mas yo, por la abundancia de tu amor, entro en tu Casa; en tu santo Templo me prosterno, lleno de tu temor. 9. Guíame, Yahveh, en tu justicia, por causa de los que me acechan, allana tu camino ante mí. 10. Que no hay en su boca lealtad, en su interior, tan sólo subversión; sepulcro abierto es su garganta, melosa muévese su lengua. 11. Trátalos, oh Dios, como culpables, haz que fracasen sus intrigas; arrójalos por el exceso de sus crímenes, por rebelarse contra ti. 12. Y se alegren los que a ti se acogen, se alborocen por siempre; tú los proteges, en ti exultan los que aman tu nombre. 13. Pues tú bendices al justo, Yahveh, como un gran escudo tu favor le cubre."
COMENTARIO
A ejemplo de Cristo, el cristiano perseguido, calumniado, injustamente condenado,
puede hacer suyo este salmo, aunque pidiendo la conversión más que el castigo de los malvados.
Tomado del libro SALMOS de Luis Alonso Schokel y Cecilia Carniti. Editorial Verbo Divino.
Salmo 5 - Oración de la mañana de un justo perseguido
"1. Del maestro de coro. Para flautas. Salmo. De David. 2. Escucha mis palabras, Yahveh, repara en mi lamento, 3. atiende a la voz de mi clamor, oh mi Rey y mi Dios. Porque a ti te suplico, 4. Yahveh; ya de mañana oyes mi voz; de mañana te presento mi súplica, y me quedo a la espera. 5. Pues no eres tú un Dios que se complace en la impiedad, no es huésped tuyo el malo. 6. No, los arrogantes no resisten delante de tus ojos. Detestas a todos los agentes de mal, 7. pierdes a los mentirosos; al hombre sanguinario y fraudulento le abomina Yahveh. 8. Mas yo, por la abundancia de tu amor, entro en tu Casa; en tu santo Templo me prosterno, lleno de tu temor. 9. Guíame, Yahveh, en tu justicia, por causa de los que me acechan, allana tu camino ante mí. 10. Que no hay en su boca lealtad, en su interior, tan sólo subversión; sepulcro abierto es su garganta, melosa muévese su lengua. 11. Trátalos, oh Dios, como culpables, haz que fracasen sus intrigas; arrójalos por el exceso de sus crímenes, por rebelarse contra ti. 12. Y se alegren los que a ti se acogen, se alborocen por siempre; tú los proteges, en ti exultan los que aman tu nombre. 13. Pues tú bendices al justo, Yahveh, como un gran escudo tu favor le cubre."
COMENTARIO
A ejemplo de Cristo, el cristiano perseguido, calumniado, injustamente condenado,
puede hacer suyo este salmo, aunque pidiendo la conversión más que el castigo de los malvados.
Tomado del libro SALMOS de Luis Alonso Schokel y Cecilia Carniti. Editorial Verbo Divino.
🎵"Para afinarnos en el tono perfecto de Dios"
Reflexiones diarias
Tu temperamento es un río que espera de ti que lo canalices.
Pbro. Cesáreo Gil. Parada en ruta. 1733.
Reflexiones diarias
Tu temperamento es un río que espera de ti que lo canalices.
Pbro. Cesáreo Gil. Parada en ruta. 1733.
ESPIRITUALIDAD DEL MÚSICO CATÓLICO
San Agustín - ¿Qué significa aclamación? - Comentario al Salmo 46
“¿Qué significa aclamación? Admiración de alegría que no puede explicarse con palabras. Cuando los discípulos vieron subir a los Cielos a quien lloraron muerto, se maravillaron de gozo; sin duda a este gozo le faltaban palabras, pero quedaba el regocijo, que nadie podía explicar. No vayamos sólo en busca del sonido del oído, sino de la iluminación del corazón."
San Agustín - ¿Qué significa aclamación? - Comentario al Salmo 46
“¿Qué significa aclamación? Admiración de alegría que no puede explicarse con palabras. Cuando los discípulos vieron subir a los Cielos a quien lloraron muerto, se maravillaron de gozo; sin duda a este gozo le faltaban palabras, pero quedaba el regocijo, que nadie podía explicar. No vayamos sólo en busca del sonido del oído, sino de la iluminación del corazón."
🎶 En la Semana Santa leemos en la Eucaristía los cuatro cánticos o poemas de Siervo:
- Isaías 42, 1-9: 1er cántico del siervo
El canto primero (Is 42,1-9) está puesto en boca de Dios, que presenta a un elegido, su preferido, sobre el que enviará su Espíritu para que pueda cumplir bien su misión, que no será nada fácil: dictará ley a las naciones, implantará la justicia y el derecho. "Te he destinado a ser alianza del pueblo y luz de las naciones, para que abras los ojos de los ciegos...". Y todo eso no lo hará con violencia: no alzará la voz, no acabará de quebrar la caña débil ni apagará la mecha vacilante. En la escena del bautizo de Jesús en el Jordán, los evangelistas aplican a Jesús estas palabras de Yahvé sobre el Siervo. Más tarde, Mateo (Mt 12,18-21) refiere a Jesús todo este primer poema.
- Isaías 49,1-6: 2do cántico del siervo
El segundo canto (Is 49,1-6) está en labios del mismo Siervo, que es consciente de haber sido elegido desde el seno materno para una misión concreta: ser en manos de Dios como una espada, como una saeta, para conseguir sus fines; tiene que unificar al pueblo de Israel y hacer que vuelva a Dios y, además, ser luz de las naciones. Pero aquí ya aparece un elemento que en el primer canto sólo se podía leer entre líneas: las dificultades que va a tener el Siervo. Habla de fatiga y de dudas: ¿será en vano todo lo que va a hacer? ¿resultará todo un fracaso? "En vano me he cansado, en viento y en nada he gastado mis fuerzas". Pero triunfa la confianza en Dios: "Mi Dios era mi fuerza".
- Isaías 50,4-11: 3er cántico del siervo
El tercer canto (Is 50, 4-11) lo dice también el Siervo. Describe su misión como la de un discípulo abierto a lo que Dios le dice: "El Señor me ha abierto el oído para que escuche como los iniciados". Primero escucha como discípulo y luego transmite a los demás esas palabras: "Para saber decir al abatido una palabra de aliento". En este tercer canto se habla más explícitamente del sufrimiento: el Siervo ofrece su espalda a los golpes, su mejilla a los que le mesan la barba, su rostro a los insultos y salivazos. Pero también aquí la confianza que tiene en Yahvé es la que le dará ánimos para perseverar en su misión. "El Señor me ayuda: no quedaré defraudado". No se tendrá que avergonzar. Si el Señor le ayuda, ¿quién podrá condenarle?
- Isaías 52, 13-15. 53, 1-12: 4to cántico del siervo
El cuarto canto (Is 52,13-15; 53, 1-12) es el más completo y profundo. Lo proclamamos el Viernes Santo, antes de la Pasión. Aquí el sufrimiento llega a su plenitud. El Siervo, inocente, se entrega por los demás (por "los muchos", o sea, por todos) y carga sobre sí las deudas de los pecadores. Una especie de "coro" comenta en 53, 1-10 lo que ha dicho Dios hasta ese momento, y canta la impresionante profundidad del dolor del Siervo: "Despreciable, varón de dolores ...Eran nuestras dolencias las que él llevaba, él fue herido por nuestras rebeliones". Pero los últimos versos, otra vez en labios de Dios, hablan de la glorificación de su elegido: verá la luz, su sacrificio habrá servido de salvación para todos, y Dios le hará grande y poderoso, porque "él tomó el pecado de muchos e intercedió por los pecadores".
En los cuatro cantos se habla cada vez con mayor precisión de la misión del Siervo: elegido desde el seno materno, recibe la fuerza del Espíritu porque está destinado a hacer volver al pueblo de Israel a los caminos de Dios, y llamado a ser luz para todas las naciones, y a entregar su vida por la salvación de muchos. Y también con creciente intensidad, de los sufrimientos que tendrá que soportar, desde las fatigas y las dudas y los golpes hasta la muerte. Para ser finalmente glorificado por Dios.
- Isaías 42, 1-9: 1er cántico del siervo
El canto primero (Is 42,1-9) está puesto en boca de Dios, que presenta a un elegido, su preferido, sobre el que enviará su Espíritu para que pueda cumplir bien su misión, que no será nada fácil: dictará ley a las naciones, implantará la justicia y el derecho. "Te he destinado a ser alianza del pueblo y luz de las naciones, para que abras los ojos de los ciegos...". Y todo eso no lo hará con violencia: no alzará la voz, no acabará de quebrar la caña débil ni apagará la mecha vacilante. En la escena del bautizo de Jesús en el Jordán, los evangelistas aplican a Jesús estas palabras de Yahvé sobre el Siervo. Más tarde, Mateo (Mt 12,18-21) refiere a Jesús todo este primer poema.
- Isaías 49,1-6: 2do cántico del siervo
El segundo canto (Is 49,1-6) está en labios del mismo Siervo, que es consciente de haber sido elegido desde el seno materno para una misión concreta: ser en manos de Dios como una espada, como una saeta, para conseguir sus fines; tiene que unificar al pueblo de Israel y hacer que vuelva a Dios y, además, ser luz de las naciones. Pero aquí ya aparece un elemento que en el primer canto sólo se podía leer entre líneas: las dificultades que va a tener el Siervo. Habla de fatiga y de dudas: ¿será en vano todo lo que va a hacer? ¿resultará todo un fracaso? "En vano me he cansado, en viento y en nada he gastado mis fuerzas". Pero triunfa la confianza en Dios: "Mi Dios era mi fuerza".
- Isaías 50,4-11: 3er cántico del siervo
El tercer canto (Is 50, 4-11) lo dice también el Siervo. Describe su misión como la de un discípulo abierto a lo que Dios le dice: "El Señor me ha abierto el oído para que escuche como los iniciados". Primero escucha como discípulo y luego transmite a los demás esas palabras: "Para saber decir al abatido una palabra de aliento". En este tercer canto se habla más explícitamente del sufrimiento: el Siervo ofrece su espalda a los golpes, su mejilla a los que le mesan la barba, su rostro a los insultos y salivazos. Pero también aquí la confianza que tiene en Yahvé es la que le dará ánimos para perseverar en su misión. "El Señor me ayuda: no quedaré defraudado". No se tendrá que avergonzar. Si el Señor le ayuda, ¿quién podrá condenarle?
- Isaías 52, 13-15. 53, 1-12: 4to cántico del siervo
El cuarto canto (Is 52,13-15; 53, 1-12) es el más completo y profundo. Lo proclamamos el Viernes Santo, antes de la Pasión. Aquí el sufrimiento llega a su plenitud. El Siervo, inocente, se entrega por los demás (por "los muchos", o sea, por todos) y carga sobre sí las deudas de los pecadores. Una especie de "coro" comenta en 53, 1-10 lo que ha dicho Dios hasta ese momento, y canta la impresionante profundidad del dolor del Siervo: "Despreciable, varón de dolores ...Eran nuestras dolencias las que él llevaba, él fue herido por nuestras rebeliones". Pero los últimos versos, otra vez en labios de Dios, hablan de la glorificación de su elegido: verá la luz, su sacrificio habrá servido de salvación para todos, y Dios le hará grande y poderoso, porque "él tomó el pecado de muchos e intercedió por los pecadores".
En los cuatro cantos se habla cada vez con mayor precisión de la misión del Siervo: elegido desde el seno materno, recibe la fuerza del Espíritu porque está destinado a hacer volver al pueblo de Israel a los caminos de Dios, y llamado a ser luz para todas las naciones, y a entregar su vida por la salvación de muchos. Y también con creciente intensidad, de los sufrimientos que tendrá que soportar, desde las fatigas y las dudas y los golpes hasta la muerte. Para ser finalmente glorificado por Dios.
Estos poemas son en verdad una de las cumbres teológicas principales de todo el Antiguo Testamento. Nada extraño que el Nuevo Testamento les dé también tanta importancia. Nunca se ha hablado tan claro del valor redentor del sufrimiento. Anticipan lo que diría Jesús del grano de trigo que muere para dar fruto. A nosotros nos ayudan a contemplar y agradecer en estos días la muerte de Cristo como la muerte "vicaria" por nosotros, la muerte "expiatoria" por la que el verdadero Siervo nos alcanza la salvación.
Pbro. José Aldazábal
➡️ A continuación el texto completo de los tres cánticos:
Isaías 42, 1-9: 1er cántico del siervo
"1. Este es mi Servidor, a quien yo sostengo, mi elegido, en quien se complace mi alma. Yo he puesto mi espíritu sobre él para que lleve el derecho a las naciones. 2. Él no gritará, no levantará la voz ni la hará resonar por las calles. 3. No romperá la caña quebrada ni apagará la mecha que arde débilmente. Expondrá el derecho con fidelidad; 4. no desfallecerá ni se desalentará hasta implantar el derecho en la tierra, y las costas lejanas esperarán su Ley. 5. Así habla Dios, el Señor, el que creó el cielo y lo desplegó, el que extendió la tierra y lo que ella produce, el que da el aliento al pueblo que la habita y el espíritu a los que caminan por ella. 6. Yo, el Señor, te llamé en la justicia, te sostuve de la mano, te formé y te destiné a ser la alianza del pueblo, la luz de las naciones, 7. para abrir los ojos de los ciegos, para hacer salir de la prisión a los cautivos y de la cárcel a los que habitan en las tinieblas. 8. ¡Yo soy el Señor, este es mi Nombre! No cederé mi gloria a ningún otro ni mi alabanza a los ídolos. 9. Las cosas antiguas ya han sucedido y yo anuncio cosas nuevas; antes que aparezcan, yo se las hago oír a ustedes."
Isaías 49,1-6: 2do cántico del siervo
"1. ¡Escúchenme, costas lejanas, presten atención, pueblos remotos! El Señor me llamó desde el seno materno, desde el vientre de mi madre pronunció mi nombre. 2. Él hizo de mi boca una espada afilada, me ocultó a la sombra de su mano; hizo de mí una flecha punzante, me escondió en su aljaba. 3. Él me dijo: "Tú eres mi Servidor, Israel, por ti yo me glorificaré". 4. Pero yo dije: "En vano me fatigué, para nada, inútilmente, he gastado mi fuerza". Sin embargo, mi derecho está junto al Señor y mi retribución, junto a mi Dios. 5. Y ahora, ha hablado el Señor, el que me formó desde el seno materno para que yo sea su Servidor, para hacer que Jacob vuelva a él y se le reúna Israel. Yo soy valioso a los ojos del Señor y mi Dios ha sido mi fortaleza. 6. Él dice: "Es demasiado poco que seas mi Servidor para restaurar a las tribus de Jacob y hacer volver a los sobrevivientes de Israel; yo te destino a ser la luz de las naciones, para que llegue mi salvación hasta los confines de la tierra"."
Pbro. José Aldazábal
➡️ A continuación el texto completo de los tres cánticos:
Isaías 42, 1-9: 1er cántico del siervo
"1. Este es mi Servidor, a quien yo sostengo, mi elegido, en quien se complace mi alma. Yo he puesto mi espíritu sobre él para que lleve el derecho a las naciones. 2. Él no gritará, no levantará la voz ni la hará resonar por las calles. 3. No romperá la caña quebrada ni apagará la mecha que arde débilmente. Expondrá el derecho con fidelidad; 4. no desfallecerá ni se desalentará hasta implantar el derecho en la tierra, y las costas lejanas esperarán su Ley. 5. Así habla Dios, el Señor, el que creó el cielo y lo desplegó, el que extendió la tierra y lo que ella produce, el que da el aliento al pueblo que la habita y el espíritu a los que caminan por ella. 6. Yo, el Señor, te llamé en la justicia, te sostuve de la mano, te formé y te destiné a ser la alianza del pueblo, la luz de las naciones, 7. para abrir los ojos de los ciegos, para hacer salir de la prisión a los cautivos y de la cárcel a los que habitan en las tinieblas. 8. ¡Yo soy el Señor, este es mi Nombre! No cederé mi gloria a ningún otro ni mi alabanza a los ídolos. 9. Las cosas antiguas ya han sucedido y yo anuncio cosas nuevas; antes que aparezcan, yo se las hago oír a ustedes."
Isaías 49,1-6: 2do cántico del siervo
"1. ¡Escúchenme, costas lejanas, presten atención, pueblos remotos! El Señor me llamó desde el seno materno, desde el vientre de mi madre pronunció mi nombre. 2. Él hizo de mi boca una espada afilada, me ocultó a la sombra de su mano; hizo de mí una flecha punzante, me escondió en su aljaba. 3. Él me dijo: "Tú eres mi Servidor, Israel, por ti yo me glorificaré". 4. Pero yo dije: "En vano me fatigué, para nada, inútilmente, he gastado mi fuerza". Sin embargo, mi derecho está junto al Señor y mi retribución, junto a mi Dios. 5. Y ahora, ha hablado el Señor, el que me formó desde el seno materno para que yo sea su Servidor, para hacer que Jacob vuelva a él y se le reúna Israel. Yo soy valioso a los ojos del Señor y mi Dios ha sido mi fortaleza. 6. Él dice: "Es demasiado poco que seas mi Servidor para restaurar a las tribus de Jacob y hacer volver a los sobrevivientes de Israel; yo te destino a ser la luz de las naciones, para que llegue mi salvación hasta los confines de la tierra"."
Isaías 50,4-11: 3er cántico del siervo
"4. El mismo Señor me ha dado una lengua de discípulo, para que yo sepa reconfortar al fatigado con una palabra de aliento. Cada mañana, él despierta mi oído para que yo escuche como un discípulo. 5. El Señor abrió mi oído y yo no me resistí ni me volví atrás. 6. Ofrecí mi espalda a los que me golpeaban y mis mejillas, a los que me arrancaban la barba; no retiré mi rostro cuando me ultrajaban y escupían. 7. Pero el Señor viene en mi ayuda: por eso, no quedé confundido; por eso, endurecí mi rostro como el pedernal, y sé muy bien que no seré defraudado. 8. Está cerca el que me hace justicia: ¿quién me va a procesar? ¡Comparezcamos todos juntos! ¿Quién será mi adversario en el juicio? ¡Que se acerque hasta mí! 9. Sí, el Señor viene en mi ayuda: ¿quién me va a condenar? Todos ellos se gastarán como un vestido, se los comerá la polilla. 10. ¿Quién entre ustedes teme al Señor y escucha la voz de su Servidor? Aunque camine en las tinieblas, sin un rayo de luz, que confíe en el nombre del Señor y se apoye en su Dios. 11. Pero ustedes, los que atizan el fuego y arman flechas incendiarias, caminen al resplandor de sus hogueras y entre las flechas que encendieron. Esto les sucederá por obra mía y ustedes yacerán en medio de tormentos."
Isaias 52, 13-15. 53, 1-12: 4to cántico del siervo
Isaías 52, 13-15
"13. Sí, mi Servidor triunfará: será exaltado y elevado a una altura muy grande. 14. Así como muchos quedaron horrorizados a causa de él, porque estaba tan desfigurado que su aspecto no era el de un hombre y su apariencia no era más la de un ser humano, 15. así también él asombrará a muchas naciones, y ante él los reyes cerrarán la boca, porque verán lo que nunca se les había contado y comprenderán algo que nunca habían oído."
Isaías 53, 1-12
"1. ¿Quién creyó lo que nosotros hemos oído y a quién se le reveló el brazo del Señor? 2. Él creció como un retoño en su presencia, como una raíz que brota de una tierra árida, sin forma ni hermosura que atrajera nuestras miradas, sin un aspecto que pudiera agradarnos. 3. Despreciado, desechado por los hombres, abrumado de dolores y habituado al sufrimiento, como alguien ante quien se aparta el rostro, tan despreciado, que lo tuvimos por nada. 4. Pero él soportaba nuestros sufrimientos y cargaba con nuestras dolencias, y nosotros lo considerábamos golpeado, herido por Dios y humillado. 5. Él fue traspasado por nuestras rebeldías y triturado por nuestras iniquidades. El castigo que nos da la paz recayó sobre él y por sus heridas fuimos sanados. 6. Todos andábamos errantes como ovejas, siguiendo cada uno su propio camino, y el Señor hizo recaer sobre él las iniquidades de todos nosotros. 7. Al ser maltratado, se humillaba y ni siquiera abría su boca: como un cordero llevado al matadero, como una oveja muda ante el que la esquila, él no abría su boca. 8. Fue detenido y juzgado injustamente, y ¿quién se preocupó de su suerte? Porque fue arrancado de la tierra de los vivientes y golpeado por las rebeldías de mi pueblo. 9. Se le dio un sepulcro con los malhechores y una tumba con los impíos, aunque no había cometido violencia ni había engaño en su boca. 10. El Señor quiso aplastarlo con el sufrimiento. Si ofrece su vida en sacrificio de reparación, verá su descendencia, prolongará sus días, y la voluntad del Señor se cumplirá por medio de él. 11. A causa de tantas fatigas, él verá la luz y, al saberlo, quedará saciado. Mi Servidor justo justificará a muchos y cargará sobre sí las faltas de ellos. 12. Por eso le daré una parte entre los grandes, y él repartirá el botín junto con los poderosos. Porque expuso su vida a la muerte y fue contado entre los culpables, siendo así que llevaba el pecado de muchos e intercedía en favor de los culpables."
"4. El mismo Señor me ha dado una lengua de discípulo, para que yo sepa reconfortar al fatigado con una palabra de aliento. Cada mañana, él despierta mi oído para que yo escuche como un discípulo. 5. El Señor abrió mi oído y yo no me resistí ni me volví atrás. 6. Ofrecí mi espalda a los que me golpeaban y mis mejillas, a los que me arrancaban la barba; no retiré mi rostro cuando me ultrajaban y escupían. 7. Pero el Señor viene en mi ayuda: por eso, no quedé confundido; por eso, endurecí mi rostro como el pedernal, y sé muy bien que no seré defraudado. 8. Está cerca el que me hace justicia: ¿quién me va a procesar? ¡Comparezcamos todos juntos! ¿Quién será mi adversario en el juicio? ¡Que se acerque hasta mí! 9. Sí, el Señor viene en mi ayuda: ¿quién me va a condenar? Todos ellos se gastarán como un vestido, se los comerá la polilla. 10. ¿Quién entre ustedes teme al Señor y escucha la voz de su Servidor? Aunque camine en las tinieblas, sin un rayo de luz, que confíe en el nombre del Señor y se apoye en su Dios. 11. Pero ustedes, los que atizan el fuego y arman flechas incendiarias, caminen al resplandor de sus hogueras y entre las flechas que encendieron. Esto les sucederá por obra mía y ustedes yacerán en medio de tormentos."
Isaias 52, 13-15. 53, 1-12: 4to cántico del siervo
Isaías 52, 13-15
"13. Sí, mi Servidor triunfará: será exaltado y elevado a una altura muy grande. 14. Así como muchos quedaron horrorizados a causa de él, porque estaba tan desfigurado que su aspecto no era el de un hombre y su apariencia no era más la de un ser humano, 15. así también él asombrará a muchas naciones, y ante él los reyes cerrarán la boca, porque verán lo que nunca se les había contado y comprenderán algo que nunca habían oído."
Isaías 53, 1-12
"1. ¿Quién creyó lo que nosotros hemos oído y a quién se le reveló el brazo del Señor? 2. Él creció como un retoño en su presencia, como una raíz que brota de una tierra árida, sin forma ni hermosura que atrajera nuestras miradas, sin un aspecto que pudiera agradarnos. 3. Despreciado, desechado por los hombres, abrumado de dolores y habituado al sufrimiento, como alguien ante quien se aparta el rostro, tan despreciado, que lo tuvimos por nada. 4. Pero él soportaba nuestros sufrimientos y cargaba con nuestras dolencias, y nosotros lo considerábamos golpeado, herido por Dios y humillado. 5. Él fue traspasado por nuestras rebeldías y triturado por nuestras iniquidades. El castigo que nos da la paz recayó sobre él y por sus heridas fuimos sanados. 6. Todos andábamos errantes como ovejas, siguiendo cada uno su propio camino, y el Señor hizo recaer sobre él las iniquidades de todos nosotros. 7. Al ser maltratado, se humillaba y ni siquiera abría su boca: como un cordero llevado al matadero, como una oveja muda ante el que la esquila, él no abría su boca. 8. Fue detenido y juzgado injustamente, y ¿quién se preocupó de su suerte? Porque fue arrancado de la tierra de los vivientes y golpeado por las rebeldías de mi pueblo. 9. Se le dio un sepulcro con los malhechores y una tumba con los impíos, aunque no había cometido violencia ni había engaño en su boca. 10. El Señor quiso aplastarlo con el sufrimiento. Si ofrece su vida en sacrificio de reparación, verá su descendencia, prolongará sus días, y la voluntad del Señor se cumplirá por medio de él. 11. A causa de tantas fatigas, él verá la luz y, al saberlo, quedará saciado. Mi Servidor justo justificará a muchos y cargará sobre sí las faltas de ellos. 12. Por eso le daré una parte entre los grandes, y él repartirá el botín junto con los poderosos. Porque expuso su vida a la muerte y fue contado entre los culpables, siendo así que llevaba el pecado de muchos e intercedía en favor de los culpables."
🎵"Para afinarnos en el tono perfecto de Dios"
Reflexiones diarias
Tu carácter es un terreno yermo que espera de ti que lo cultives.
Pbro. Cesáreo Gil. Parada en ruta. 1734.
Reflexiones diarias
Tu carácter es un terreno yermo que espera de ti que lo cultives.
Pbro. Cesáreo Gil. Parada en ruta. 1734.
CANTO A NUESTRA MADRE DEL CIELO
A Tu Lado Siempre Iremos
Autor: Cindy Esparza
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A Tu Lado Siempre Iremos
Autor: Cindy Esparza
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Cindy Esparza - A Tu Lado Siempre Iremos
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Voz…
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Voz…
🙏 Feliz día. "Protégeme, Dios mío, porque me refugio en ti." Salmo 15
🎵"Para afinarnos en el tono perfecto de Dios"
Reflexiones diarias
Tu cuerpo es un animalito que espera de ti que lo desarrolles, y lo adiestres, y lo eduques.
Pbro.Cesáreo Gil. Parada en ruta. 1735.
Reflexiones diarias
Tu cuerpo es un animalito que espera de ti que lo desarrolles, y lo adiestres, y lo eduques.
Pbro.Cesáreo Gil. Parada en ruta. 1735.
🙏 Muy buenos días y feliz pascua de resurrección. "Este es el día del triunfo del Señor. Aleluya." Salmo 117
VIVIENDO EL EVANGELIO A TRAVÉS DE LA MÚSICA
Juan 20, 1-9 - Y vió y creyó
Podcast:
https://anchor.fm/fundamusica/episodes/23--Juan-20--1-9---Y-vi-y-crey-e1h952p
El primer día después del sábado, estando todavía oscuro, fue María Magdalena al sepulcro y vio removida la piedra que lo cerraba. Echó a correr llegó a la casa donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: "Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo habrán puesto".
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos iban corriendo juntos, pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro y llegó primero al sepulcro, e inclinándose, miró los lienzos puestos en el suelo, pero no entró.
En eso llegó también Simón Pedro, que lo venía siguiendo, y entró en el sepulcro. Contempló los lienzos puestos en el suelo y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, puesto no con los lienzos en el suelo, sino doblado en sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, y vio y creyó, porque hasta entonces no habían entendido las Escrituras, según las cuales Jesús debía resucitar de entre los muertos.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
COMENTARIO
El evangelio de hoy nos presenta el actuar de María Magdalena, Pedro y Juan ante el hecho de la resurrección.
Vemos que la primera en enterarse de que algo había sucedido fué María Magdalena, pero, ella solo llega a ver la piedra removida y no entra al sepulcro pues toma la decisión de ir a buscar a los apóstoles, en este caso, a Pedro y Juan que estaban juntos, y aquí sucede algo muy interesante, Pedro y Juan, parten del mismo sitio y al mismo tiempo hacia el sepulcro, ambos están corriendo, pero Juan se adelanta, llega primero y tal como hizo María Magdalena, tampoco entra al sepulcro. Por su parte, Pedro que mantiene su paso constante pues venía siguiendo a Juan, llega y entra al sepulcro, pero no solo dice la palabra de Dios que entró, dice que al entrar contempló, y posteriormente Juan, decide también entrar al sepulcro y fue entonces cuando creyó.
Nuestra vida como cristianos, como músicos de Dios, puede ser evaluada a la luz de este evangelio. Cuántos de nosotros decimos que somos seguidores del Señor y tenemos ese impulso de correr hacia él, incluso más rápido que el hermano buscando llegar primero a Jesús, pero, no entramos, es decir, no profundizamos, no damos el paso final, y esto, lo hemos vivido como músicos muchas veces, estamos allí, dispuestos a cantar y tocar en la eucaristía, aprendemos a tocar el instrumento, a cantar, ensayamos, cantamos la misa, pero, no profundizamos, no vivimos, no contemplamos lo que cantamos ni a quien le cantamos, recordemos por ejemplo, que muchos cantos que se interpretan en la liturgia son tomados de la misma palabra de Dios.
En cambio el apóstol Pedro nos da una clase del comportamiento del verdadero discípulo del Señor, pues aunque se había quedado rezagado en la carrera con Juan camino al sepulcro, persevera, mantiene el objetivo, la meta, y no solo entra al sepulcro, sino que también contempla, motivando también a Juan a entrar al sepulcro, contemplar y así creer.
Nosotros también como servidores del Señor debemos no solo salir corriendo a su encuentro, tomando de Juan el impulso, el deseo de llegar primero, también tenemos que profundizar como nos lo enseña Pedro. Esta muy bien cantar a papá Dios, pero que no nos conformemos solo con eso creyendo que ya llegamos, viendo desde afuera, no, debemos dar un paso más hacia el encuentro con Jesús, y para ello debemos adentrarnos en la oración, en la lectura de la palabra, en las enseñanzas que Jesús nos da y contemplando todo con la guía del Espíritu Santo, propiciar y fortalecer no solo nuestro encuentro con el Señor, sino el encuentro de nuestros hermanos con Jesús, para que siguiendo el ejemplo de Pedro, también tomen la decisión como Juan de dar el paso y entrar más allá en su encuentro con nuestro Señor Jesucristo.
Juan 20, 1-9 - Y vió y creyó
Podcast:
https://anchor.fm/fundamusica/episodes/23--Juan-20--1-9---Y-vi-y-crey-e1h952p
El primer día después del sábado, estando todavía oscuro, fue María Magdalena al sepulcro y vio removida la piedra que lo cerraba. Echó a correr llegó a la casa donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: "Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo habrán puesto".
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos iban corriendo juntos, pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro y llegó primero al sepulcro, e inclinándose, miró los lienzos puestos en el suelo, pero no entró.
En eso llegó también Simón Pedro, que lo venía siguiendo, y entró en el sepulcro. Contempló los lienzos puestos en el suelo y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, puesto no con los lienzos en el suelo, sino doblado en sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, y vio y creyó, porque hasta entonces no habían entendido las Escrituras, según las cuales Jesús debía resucitar de entre los muertos.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
COMENTARIO
El evangelio de hoy nos presenta el actuar de María Magdalena, Pedro y Juan ante el hecho de la resurrección.
Vemos que la primera en enterarse de que algo había sucedido fué María Magdalena, pero, ella solo llega a ver la piedra removida y no entra al sepulcro pues toma la decisión de ir a buscar a los apóstoles, en este caso, a Pedro y Juan que estaban juntos, y aquí sucede algo muy interesante, Pedro y Juan, parten del mismo sitio y al mismo tiempo hacia el sepulcro, ambos están corriendo, pero Juan se adelanta, llega primero y tal como hizo María Magdalena, tampoco entra al sepulcro. Por su parte, Pedro que mantiene su paso constante pues venía siguiendo a Juan, llega y entra al sepulcro, pero no solo dice la palabra de Dios que entró, dice que al entrar contempló, y posteriormente Juan, decide también entrar al sepulcro y fue entonces cuando creyó.
Nuestra vida como cristianos, como músicos de Dios, puede ser evaluada a la luz de este evangelio. Cuántos de nosotros decimos que somos seguidores del Señor y tenemos ese impulso de correr hacia él, incluso más rápido que el hermano buscando llegar primero a Jesús, pero, no entramos, es decir, no profundizamos, no damos el paso final, y esto, lo hemos vivido como músicos muchas veces, estamos allí, dispuestos a cantar y tocar en la eucaristía, aprendemos a tocar el instrumento, a cantar, ensayamos, cantamos la misa, pero, no profundizamos, no vivimos, no contemplamos lo que cantamos ni a quien le cantamos, recordemos por ejemplo, que muchos cantos que se interpretan en la liturgia son tomados de la misma palabra de Dios.
En cambio el apóstol Pedro nos da una clase del comportamiento del verdadero discípulo del Señor, pues aunque se había quedado rezagado en la carrera con Juan camino al sepulcro, persevera, mantiene el objetivo, la meta, y no solo entra al sepulcro, sino que también contempla, motivando también a Juan a entrar al sepulcro, contemplar y así creer.
Nosotros también como servidores del Señor debemos no solo salir corriendo a su encuentro, tomando de Juan el impulso, el deseo de llegar primero, también tenemos que profundizar como nos lo enseña Pedro. Esta muy bien cantar a papá Dios, pero que no nos conformemos solo con eso creyendo que ya llegamos, viendo desde afuera, no, debemos dar un paso más hacia el encuentro con Jesús, y para ello debemos adentrarnos en la oración, en la lectura de la palabra, en las enseñanzas que Jesús nos da y contemplando todo con la guía del Espíritu Santo, propiciar y fortalecer no solo nuestro encuentro con el Señor, sino el encuentro de nuestros hermanos con Jesús, para que siguiendo el ejemplo de Pedro, también tomen la decisión como Juan de dar el paso y entrar más allá en su encuentro con nuestro Señor Jesucristo.
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23- Juan 20, 1-9 - Y vió y creyó by Un Canto Nuevo para el Señor
Viviendo el Evangelio a través de la música. Comentario al evangelio según San Juan 20, 1-9 - Y vió y creyó. Síguenos en nuestros sitios web www.ministeriodemusica.net y www.fundamusica.orgEn Telegram: https://t.me/ministeriodemusica
Santísima Virgen María, enséñanos a profundizar, a contemplar y meditar todas estas cosas en nuestros corazones para dar ese paso y acercarnos más a Jesús. Amén.
https://www.ministeriodemusica.net/2022/04/juan-20-1-9-y-vio-y-creyo.html
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🙏Muy buenos días. "Protege, Señor, a los que esperamos en ti. Aleluya" salmo 15
🎵"Para afinarnos en el tono perfecto de Dios"
Reflexiones diarias
Dios nos dio los talentos para que podamos entrar al cielo con ellos.
Pbro. Roberto Sipols.
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Dios nos dio los talentos para que podamos entrar al cielo con ellos.
Pbro. Roberto Sipols.