Taumaturgia. Gustav Meyrink, que fue un autor despierto, escribió que «el mundo en que vivimos es un mundo de efectos. El mundo de las causas verdaderas permanece oculto. Cuando hayamos logrado penetrar en él será porque finalmente nos habremos convertido en magos». Así como el primer nacimiento es por natura carnal, así el segundo alumbramiento solo puede ser espiritual, una emergencia en sí del alma que ha de retornar a su fuente cuando se libere de la existencia donde el destructivo constructor de universos la tiene cautiva con fines experimentales. No existe oposición real entre el alma y el espíritu, como creen algunos gnósticos de nuevo cuño enemistados con la primera, pues entre ambos media una concatenación en la que esplende su ascendencia ajena al despeño ontológico que mi querido lector y yo compartimos. El alma es obra de Dios en uno; el espíritu, obra de uno en el alma.

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